Extraído de: TeaTraleando por la vida
Acabo de ver la función "Sol@: el muro", de ALFONSO PINDADO, al que no tenía el gusto de conocer. Y digo el gusto, porque su producto me ha dejado un buen sabor de boca, a teatro, que ya hacía tiempo que me faltaba.
El TEXTO se me ha hecho denso en algunos momentos, y creo que hay instantes en que es difícil de seguir en toda su complejidad, ya que se articulan sin cesar frases cargadas de peso. Pero el juego que dan varios cambios de ritmo y la técnica vocal de los protagonistas, facilitan mucho la digestión del mensaje, que llega con contundencia.
La MÚSICA en directo, en manos de Laura Pedreira, me parece un acierto, si bien en ocasiones se me hacía difícil seguir el discurso cuando se simultaneaba música y voz. Esto, junto a que Laura en algunos momentos se convierte en un personaje activo en la trama, derriba aún más la ya debilitada cuarta pared, bastante resquebrajada por el hecho de que la pianista esté en escena constantemente.
No es este el único elemento que comparte con el TEATRO ÉPICO de Brecht, ya que el trasfondo social y la irrealidad de la escenografía contribuyen también a alejar al espectador del sentimiento de los personajes. Por lo menos a mí me pasó así. Y mira que ellos interpretaban con pasión y dominio absoluto de la técnica.
Las INTERPRETACIONES me han parecido muy buenas. Tanto José Luis Checa como Déborah Vukusic han resultado convincentes y con una energía en escena y una presencia imponentes. Debo reconocer que Déborah me ha cautivado de manera especial, aparte de las razones obvias, dada su belleza, por su naturalidad y frescura. Su repertorio de miradas y de juegos me han atraído como la leche condensada a la mosca. José Luis, por su parte, exhibe una gama de recursos técnicos envidiable, pero por algún motivo que no alcanzo a entender, no acababa de llegarme del todo. Me daba la sensación de no "vivir" el texto, aunque su voz, sus gestos y sus movimientos intentaran reflejarlo. Pero no me acababa de resultar "auténtico". Claro que si esto es pretendido o no, con fines de distanciamiento emocional, de nuevo en la línea de Bretcht, lo ignoro. No obstante, mi admiración por ambos es manifiesta. Ojalá yo llegue algún día a trabajar como ellos, con la seriedad y profesionalidad con que han defendido el texto.
Como pequeña mancha, ya puestos a criticar, creo que en ocasiones se abusaba un poco del "efecto espalda". Si bien es cierto que en muchos momentos da un resultado muy intenso, en otros sólo conseguía obstaculizar la visión de lo que sucedía, sin que yo alcanzara a ver objetivo dramático en ello.
Por lo demás, la ESCENOGRAFÍA, LUCES y ATREZZO me han gustado bastante, ajustándose perfectamente el continente al contenido, sin objetos superfluos ni despilfarros absurdos.
En resumen, me he divertido, he aprendido y he reflexionado. No se puede pedir mucho más a una modesta obra de teatro, ¿no? Recomendable, aunque no revolucione el género dramático ni remueva las conciencias hasta provocar espasmos intelectualoides varios.
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